EXPERIENCIAS
Anónimo 1:
Yo solía sentir mucho nerviosismo al exponer en clase: manos sudorosas, voz temblorosa. Un consejo que me ayudó fue enfocarme en el mensaje que quería transmitir y no en mí. Eso cambió mi forma de ver las exposiciones: ya no era sobre si yo lo hacía bien, sino si el público comprendía el tema. Eso me liberó del miedo al juicio y pude expresarme mejor.
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